domingo, 15 de mayo de 2011

Vicente Castellano, pintor íntegro

EXPOSICIÓN EN EL MUSEO FLORENCIO DE LA FUENTE
... de l'atelier, Vicente Castellano
Del 6 al 29 de mayo de 2011.
Fondo azul y rectángulo marrón, 1995 - Mixya - 97 x 130 cm


V. Castellano, pintor íntegro, en
el catálogo de la exposición
Vicente Castellano en la Galería Muro,
enero de 2002, Valencia.

Juan Manuel Bonet

Uno de los artistas que traté más asiduamente durante mis
años del IVAM, fue Vicente Castellano. Antes de conocerlo
en persona, sabía de su presencia en el París heroico de los
años cincuenta y sesenta, de su vuelta a Valencia, la ciudad
donde había nacido en 1927, de su pertenencia al Grupo de
los Siete, a Parpalló y al Movimiento Artístico del Mediterráneo,
de su persistencia en los caminos entonces trazados, y poco
más. Ensu alto y abarrotado estudio de la Valencia moderna,
y luego en la galería que nuestro común amigo Basilio Muro
abrió en la calle Correjería, tuve ocasión de ir conociéndolo
-un hombre íntegro, que vive la pintura como una
religión-, y de ir conociendo su obra. El catálogo de su
individual de 1998, con la que echó a andar aquella sala, lo
prologó Emmanuel Guigon, con un texto en el que supo decir
la belleza y el misterio de su producción de los años cincuenta
y sesenta, a la que estuvo dedicada aquella muestra.
Basilio Muro vuelve ahora sobre el Vicente Castellano de los
años parisienses. El marchand es un irremediable nostálgico
de los años que pasó en la capital francesa. El pintor y él
hablan a menudo de sus experiencias allá. Más de una vez
sale en su conversación el nombre de Jacinto Salvadó, al que
ambos trataron, y al que admiran profundamente. El pintor
coincidió con los inolvidables Eusebio Sempere y Lucio Muñoz
en el Colegio de España de la Cité Universitaire. Navegó por
aguas primero cubistas -más cerca de Braque que de
Picasso-, y enseguida abstractas. Tenía entonces muy presente
el mundo cristalino de Paul Klee, aquel pintor-poeta que quiso
Acto de inauguración. 06/05/2011
hacer visible lo invisible, y que como lo ha estudiado precisamente Guigon, constituyó una referencia fundamental para aquella generación española. Vicente Castellano se fijó además en la lección de los constructivistas rusos, un rasgo
compartido con el propio Sempere, con Alfaro, con Salvador Montesa, con Salvador Soria.De lo que se hacia en tomo suyo, le interesaron especialmente la obra rigurosa yola vez cálida
de Serge Poliakoff. la del geómetra por libre que siempre fue Alberto Magnelli. y la de algunos de los entonces llamados informa listas, de los que tuvo especialmente en cuenta sus enseñanzas matéricas, algo que más tarde se traduciría en su acercamiento a la arpillera.
Me impresionaron, realmente, algunos de los cuadros del
Vicente Castellano de los años cincuenta incluidos por Basilio
Muro en aquella exposición de 1998, y uno de los cuales fue
adquirido por el IVAM. Me impresionaron por esa mezcla de
rigor y de calidez a la que acabo de hacer referencia a
propósito de Poliakoff. Por su austeridad, por su despojamiento
cornpositivos. por un cierto primitivismo, pero también por la
gama cromático en juego: amarillos, acres, pardos, grises,
azules... Me resultaron, además, extremadamente sugerentes
los papeles de los años sesenta que los acompañaban, sutiles
indagaciones, viajes interiores, pequeños mundos germina les...
Durante los años sesenta -para ser más exactos, de 1962 a
1968; el dato lo da Gérard Xuriguera en la monografía que le
dedicó en 1987-, Vicente Castellano realizó suscajas negras
y secretas, lo que él mismo llama sus"relicarios", que contienen
mínimos objetos encontrados, en los que el humor juega un
papel importante.

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