viernes, 1 de julio de 2011

DAVID FERNÁNDEZ SÁEZ. Beca Pedro Marco 2011

IDENTIDAD Y MEMORIA. 
 
La infección y contagio de identidades, divide y multiplica a su antojo, abre la cadena para luego estrangularla en una única identidad: en la del abstracto pensador, aturdidos ante la imposibilidad de estancarnos en una sola personalidad,  dándonos cuenta que somos de todo y de nada simultáneamente, que lo que nos rodea, esas afecciones, tienen nombre y rostro en nuestra cabeza, pero no las podemos ver con claridad.
 De lo terrenal e intrascendental a lo efímero y constante, del dulce tacto al sonido borroso de olores aparentemente olvidados. Sentidos opuestos que nos llevan a recuerdos comprometidos con su forma natural y otros que por su nitidez sesean como serpientes en la memoria, confundiendo y definiendo al unísono.
 Una compleja arca donde guardamos todos los rostros e identidades que queremos salvar del tortuoso naufragio memorial en las costas del impetuoso paso del tiempo. Un lugar desprovisto de espacio real, donde a su vez entran miles de miradas distintas sobre un mismo esquema, de las cuales nubladamente rescatamos alguna de vez en cuando. 
 Es la memoria como un edificio infinito, que recorremos de arriba a bajo buscando conexiones indescifrables para nuestro yo racional, sentándonos exhaustos de tanto en tanto en el umbral de lo onírico para recapacitar acerca de lo que una vez quisimos encontrar y ahora tenemos enfrente.
 David Fernández Sáez.