EXPOSICIÓN DE CÉSAR VAL.
César Val. Paradigma de la
pintura taurina.
Cuando conocí la obra
TAUROMAQUIA, “TINTO Y ORO” en la
exposición que realizó, del 16 de abril al 9 de mayo de 2010, en la sede del
CAR (Círculo Artístico Requenense), me impactó tanto esa estética impresionista
TORO-TORERO, en una dinámica compositiva, en la que el movimiento, con ritmo
pictórico, queda plasmado con el vigor mágico de un instante infinito.
César Val, que fue alumno de uno
de los mejores cartelistas taurinos de España, el valenciano Juan Reus, (para mí el mejor), con estas letras,
le animo a que siga pintando tema taurino. Otro artista que ha aportado parte
de su saber/espíritu a la cultura Taurina.
Pablo Martínez Pardo (Concejal de Cultura y
Sanidad)
César Val, por Pedro Marco.
César Val nos presenta en esta
muestra pictórica el apasionante mundo de la fiesta nacional, es decir las corridas de toros.
Su nombre de pila nos sugiere,
dominio, fuerza y poder; estos son los caracteres que César imprime a sus
cuadros.
Como si utilizara una cámara
fotográfica con una velocidad de obturación infinita, nos presenta unas
instantáneas de los distintos momentos de la fiesta, personajes y animales que
en ella intervienen congelados en el tiempo, así lo ví yo, eso sí pasado por el
tamiz de su oficio, a pesar de su juventud y su creatividad a raudales para
sorprendernos para sorprendernos con un lenguaje artístico muy personal.
Dicen los taurinos que en la
plaza manda el toro, siempre que no lo haga el maestro, por eso César, en esta
tu fiesta, demuestras que mandas tú que eres un auténtico primer espada en tu
género y que con esta gran faena tienes asegurada la puerta grande.
Mi más sincera enhorabuena y
gracias por tu generosidad.
Con tu
permiso, tu amigo:
Pedro Marco
De tinto y oro
José Luis Ramírez Ortiz
(Periodista)
César Val vuelve a hacer el paseíllo artístico, esta vez
vestido de tinto y oro. La muestra nos traslada la emoción y la singular
estética de la tauromaquia desde la personal visión de un artista reenganchado
a la Fiesta
para fortuna de todos los aficionados.
No se queda en la visión general de un pase o el
enfrentamiento dominador entre toro y torero, va más allá, y ha sabido destacar
el detalle, hacer una obra de arte de la anécdota, de la espera del matador en
el tercio, del rito de liarse el capote de paseo, de la incertidumbre del
inicio del paseíllo o la solemnidad de un brindis. Logra un impacto emocional y
estético difícil de explicar con palabras, vamos, que se pega un arrimón de
verdad y le da una revolera a la originalidad.
César Val lidia con temple y naturalidad sobre el albero del
lienzo, y lo hace vestido de tinto y oro. No se lo pierdan.
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